Desde que el bebé nace, comienza un gran proceso evolutivo. A veces los padres no nos damos cuenta pero es tan fascinante, que si prestáramos un poquito de atención podríamos observar y participar de lleno en ese proceso que cada niñ@ vive junto a nosotros.
Los primeros años de vida son fundamentales para estimular todo su desarrollo lingüístico, pues la plasticidad cerebral en esta edad es mayor. Dentro de las fases del lenguaje que evolutivamente un bebé va a desarrollar, como padres se pueden realizar una serie de actividades. Algunos me preguntáis qué podéis hacer con vuestros hijos para estimular el lenguaje. Aquí van algunas recomendaciones.
Durante los primeros seis meses de vida, el bebé se está preparando para producir sus primeros sonidos y ejercitar así su aparato fonador. Es a partir de este momento cuando empezará a escucharse y a disfrutar y jugar con lo que va produciendo. Si nosotros somos capaces de estimular ésto y jugar con él, no solo nos estaremos comunicando con su lenguaje, sino que fomentaremos que la producción de la palabra y del lenguaje llegue antes. Nunca sin perder de vista que lo que pretendemos es comunicarnos con nuestr@s hij@s.
A partir de los tres meses y más de lleno en la fase del balbuceo (seis meses), podremos jugar con el bebé a emitir sonidos, como todos los vocálicos y algunos consonánticos (P, M , T , B) y si los acompañamos con el movimiento del cuerpo, mejor que mejor. Sería algo así como papapa… mamama…, tatata… a la vez que acariciamos al bebé y le damos nuestro contacto afectivo. Cada fonema, cada sílaba, tiene sus características que podemos transmitírle a través de nuestro contacto corporal.
Hay muchas ocasiones del día en que podemos encontrar esta oportunidad de jugar con ell@s, aunque sea un par de minutos y sin pedir respuesta, solo nosotros le ofreceremos estos sonidos que irán escuchando y cuando el bebé encuentre su espacio y su tiempo los empezará a reproducir, a veces con nosotros y a veces ell@s solit@s.
Imitar los sonidos que ellos mismos producen es un juego de complicidad entre padres e hij@s que facilita la comunicación. Jugar a reproducir sus mismos sonidos es despertarles la magia de la comunicación.